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lunes, 28 de febrero de 2011

Separaciones

Elegí tus caricias, no me equivoqué. Gracias a eso, he vuelto a conocer lo que es el cielo, una de tus caricias,uno de tus abrazos, por esas simplezas, merece la pena hasta morir.

Veo como se acerca la despedida, pronto partiré, pero es un simple "hasta luego", volveré a verte, y volveré a buscarte en la inmensidad de la ciudad.

Es el último viaje a tu lado (por ahora), no quiero que la carretera acabe y lleguemos a nuestro destino. No quiero separarme de ti.

LLegamos, el momento es inminente, por casualidad, tarda unos minutos más, aun as´, ya está ahí.

Recibo ese calido y precioso abrazo, no quiero que nunca acabe. No quiero separarme de ti. Me he acostumbrado a ti, a tus caricias, a tus atenciones. Me he acostumbrado a verte sonreir a mi lado.

Durante unos segundos, que por suerte, para mi se hacen larguísimoas, te separas de mi y me besas. LLegó el momento, la despedida.

Ya me voy, me alejo kilometro a kilometro, pero sin dejar de pensar en los momentos juntos. Gracias.

Volveré, volveré pronto, incluso, quizás un día no nos separemos.

domingo, 27 de febrero de 2011

A veces, querer no es poder.

Querer es poder. Quise, con todas mis ganas, y no pude. Siembra y recogerás. Sembré mil cosas buenas y recogí diez mil malas.

Hoy debería ser yo quien le besara, hoy yo debería haber sentido todo su cariño. Pero, como siempre, me encuentro con mi eterna amiga Soledad, mientras un desconocido que apenas quiso y no sembró nada, consiguió todo aquello por lo que llevo meses luchando. Su amor. Tu amor.

Hoy me doy cuenta de que vago solo por este mundo, sin que ninguna otra persona (que aunque lo aparente) sea igual que yo, ni siquiera simplemente parecida.

Esta noche, ni un beso de despedida, que, aun bobo de mi, hubiese aceptado de buen grado haciendome mil veces más feliz que un simple "buenas noches" desde la lejanía de la puerta.

No se que esperar de mañana. No sé si desear caricias y mimos, o si por el contrario,que me deje (dejes) una absoluta soledad y tranquilidad, alejado de sus (tus) traicioneras (aparentemente) muestras de cariño.

Simplemente, desataré mis penas, como siempre, me levantaré, sólo Dios sabe cómo. Y prometo no volver a dejarme engañar por una cara bonita, ni unas palabras dulces, ni por unos te quieros susurrados sin sentirlos.

Sé que beberé vientos por esa persona (por ti) muchísimo tiempo, pero la decepción ya ha llegado, no hay vuelta atrás. Cosas así, no se olvidan facilmente.


Evidentemente, le quiero. Te quiero.



Jorge Niño

Madrid, 27-2